La química y emociones que generan los fuegos artificiales que iluminan el cielo con una exhibición impresionante de pirotecnia es toda una magia. Esto produce una serie de emociones en cada cuerpo que es diferente.
Pero primero… te explicamos la química de los Fuegos Artificiales
Es probable que mucha gente no sepa que los fuegos artificiales son una maravilla de la química que se remonta a la antigua China. Los primeros fuegos artificiales estallaron entre los años 600 y 900 D.C.
Fueron creados originalmente para espantar a los espíritus malignos y esta creencia empieza a influir en las emociones de las personas.
En la química para la elaboración de la pirotecnia, encontramos que los alquimistas chinos fabricaron estas luces iluminadoras combinando:
- Salitre (nitrato de potasio, un tipo de conservador de alimento)
- Carbón
- Sulfuro
- Otros ingredientes
Es así como se creó una versión inicial de la pólvora. Se dieron cuenta que cuando se arrojaba al fuego, la mezcla explotaba con un estallido ruidoso.
Luego esta fórmula fue esparcida por la famosa Ruta de la Seda hacia países europeos y del Medio Oriente. Es aquí cuando se empezó a utilizar los fuegos artificiales para conmemorar actos militares, al igual que celebraciones festivas.
Para agregarle más color al cielo y conectar con la gente, inventores italianos agregaron metales como el estroncio, para hacer fuegos artificiales rojos, y el bario, para hacer fuegos artificiales verdes.
Es aquí, cuando los fuegos artificiales comenzaron a tener nuevas y emocionantes luces y colores.
¿Cómo se ven esos colores en el cielo?
De acuerdo a las siguientes combinaciones:
- Sodio: crea un color amarillo intenso
- Cobre: crea el color azul
- Litio y el estroncio: producen el color rojo
- Bario: se utiliza para crear el verde
- Calcio: crea el naranja
¿Qué tiene que ver esto con las emociones?
Pues la combinación de colores, sonido y adrenalina influyen en las emociones que generan los fuegos artificiales. Hay una emoción que nos atrae de la pirotecnia de manera positiva y a algunas personas puede ser que se pongan un poco más nerviosas.
Todo esto tiene una explicación científica, y es que las luces brillantes de los fuegos artificiales encienden los sistemas de alerta del cerebro. Si te pones muy nervioso, es que la amígdala es la responsable porque detecta el miedo y nos pone en alerta.
Ahora, las luces anticipan el peligro del sonido que provocan los fuegos artificiales al y terminan por activar la amígdala. Aquí, se genera a su vez una liberación de dopamina, el químico que regula la felicidad y el placer.
En otras palabras, cuando estallan los fuegos artificiales lo primero que podemos observar son los colores y el humo y luego escuchas el sonido de la explosión y esto se debe a que la luz es mucho más veloz que los sonidos, por tanto primero puedes ver los tonos brillantes que apreciar el ruido.
La mayoría de las personas sienten felicidad, emoción, adrenalina y seguridad al ver fuegos artificiales. ¿Cuál de todos sientes tú?
El cerebro piensa en la magia y en momentos felices
Todas estas emociones ocurren cuando parte de nuestro cerebro que “piensa” le manda mensajes al cerebro “emocional”. Detrás de ver la pirotecnia podrían estar cientos de percepciones y experiencias. De hecho, las reacciones de la gente al observar y escuchar los fuegos artificiales son muchas.
Esto puede ocurrir por la sensación de euforia que producen sus luces y sonidos. Algunos lo describen como el placer que se percibe a través de distintas exposiciones.
Por su parte, el cuerpo experimenta liberaciones asociadas al placer como:
- Endorfinas o las llamadas moléculas de la felicidad
- Serotonina, que se asocia con el estado de ánimo de un individuo.
- Oxitocina, conocida como la hormona antiestrés.
- Dopamina, que se encarga de enviarle energía al cerebro.
Una cosa queda bien claro: las sonrisas que generan la pirotecnia no tienen precio. En el cielo se forman cosas maravillosas y espectáculos para nunca olvidar.
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